La agente Faith Mitchell llega tarde a todos sitios. Se suponía que tenía que recoger a su bebé a mediodía, pero no para de llamar a su madre a casa y no le responde. Evelyn Mitchell, capitana de la policía de Atlanta ya retirada nunca sale de casa sin decirle a alguien adónde va, especialmente si está cuidando de su nieto. La preocupación de Faith se intensifica después de horas de llamadas sin respuesta . . .
Cuando se presenta en casa de Evelyn, encuentra la huella sangrienta de una mano en la puerta de la entrada, y la casa hecha un caos. Todo indica que su madre ha sido secuestrada.
Encontrarla se convertirá en tarea prioritaria de Amanda Wagner, la subdirectora del departamento de policía y amiga íntima de Evelyn. El compañero de Faith, Will Trent la ayudará con una investigación paralela. Las sospechas apuntan a los antiguos compañeros de Evelyn en la brigada de narcóticos, todos ellos condenados por corrupción por quedarse con parte del dinero decomisado al que tenían acceso; sin embargo, una nueva pista proporcionada por una vecina chismosa desvía la investigación hacia un caballero que visitaba a Evelyn varias veces a la semana.
Mientras la investigación avanza, el romance entre la doctora Linton y Will Trent se afianza; Faith intenta mantener la compostura en la terrible situación que le ha tocado vivir; Amanda y Will persiguen todos los indicios, incluso aquellos que les lleven a los bajos fondos del estado de Georgia. La prioridad es encontrar a Evelyn y detener a sus secuestradores antes de que sea demasiado tarde . . .